martes, 22 de mayo de 2007

Vota, vota mi pelota

Ya voy tarde, pero tengo que hablar de esto.

Campaña electoral. Campaña electoral otra vez después de tres años sin ella. Me dí cuenta de que eran tres años porque el día que me desperté con las calles empapeladas de naranja con una Esperanza Aguirre de veinte añitos. Me resultó tan chocante (y más porque sólo estaban los carteles del PP) que me enfadé. Pero después de unos días recuerdo lo que me gustan los periodos electorales, lo que me gustan los carteles (a pesar del gasto absurdo), los eslóganes, los mítines, lo debates y las artimañas para conseguir el voto. Disfruto viendo las mil y una formas con las que se intenta convencer al votante, gran número de ellas efectivas aunque se crea lo contrario. A pocos no afectan las promesas que no se cumplirán y los gritos de "¡No se puede permitir que esto siga así! ¡Nosotros podemos cambiar las cosas!" Y todo es puro marketing, pura publicidad. Y a pesar del despliegue de medios, no hay que ser muy listo para saber que te intentan vender una moto que acabará destartalada a los tres meses.

¿Mi sueño? Estar ahí para hacer las cosas de otra forma. Para vender la moto real, la que se puede hacer y la que dudará. ¿Necesitara alguna reparación recuperación de vez en cuando? De acuerdo, pero eso se asume, se arregla y ya está. Sueño mucho y me lo creo un poco también, lo sé. Más que nada porque aún no sé con detalle como plantearía todo, primero por falta de experiencia y segundo por falta de conocimientos. Pero a ilusión y a intenciones no me gana nadie, y todo lo malo que he vivido en mi vida ha sido para que, ahora, cuando empiece mi momento, cuando sé que es el principio para cumplir mi sueño, pueda sacar la energía y el optimismo acumulado. Tengo miles de ideas y mucho tiempo para escribirlas. Hoy dejo una, una de las que probablemente más me importan.

La política no es de los políticos. La política no es para organizar un país con tus ideas. La política es de los ciudadanos, es para que ellos decidan como es su país. Un político está al servicio del ciudadano y debe ceder (hasta cierto punto, que determinaré en otro momento) ante lo que los ciudadanos quieran. Aunque vaya en contra de sus ideas. Pongo un ejemplo. Gobierno de izquierdas, considera que debe dejarse de financiar a la Iglesia, propone una ley para ello. Pero tiene chococientas mil encuestas fiables de que más de un cincuenta por ciento de la población esta en contra. Pues bien, a pesar de estar en el gobierno, no debe hacerlo, debería de reconocer que no es lo que los ciudadanos quieren y retirar la propuesta. Claro que es un ejemplo muy teórico, porque una encuesta siempre es una encuesta (no hay encuesta fiable y mucho menos si nos niegan lo que nos interesa) y porque antes de meterse en el lío de proponer siempre se tantea el terreno. Pero es el comienzo de mi idea idealista.
Probablemente cualquier político te diga que "Si, claro, si yo soy un trabajador al servicio del ciudadano" Pero a la hora de la verdad, no hace por ello. Y provoca que el votante medio español sea escéptico, considere a los políticos unos maleantes y ladrones y para él la política carezca de interés. O mucho mejor, mi tipo de ciudadano favorito, aquel que su afición favorita es criticar y culpar hasta de que ha perdido el zapato al todopoderoso gobierno de "no se sabe donde" para luego no molestarse en cambiar las cosas cuando le toca, el día de las elecciones.

Mi ilusión es cambiar eso. Traer a los ciudadanos a los sillones del Congreso, sus sillones. Demostrarles que todo es por y para ellos, que ellos mandan. Y que sin las leyes que elaboran y aplican los políticos sus vidas serían un caos. Que se quejen cuando algo no les guste, por supuesto. Pero que hagan por cambiar las cosas, porque dirigir un país, una comunidad, una provincia, una ciudad, o un pequeño pueblo no es fácil y los gobiernos no tienen la culpa de todo lo que sucede en nuestras vidas. Sólo si trabajamos todos juntos lograremos el mundo que queremos, las críticas destructivas y el inmovilismo sobran.

2 comentarios:

Prigkinissa dijo...

Lo que ocurre es que vivimos en una sociedad sin memoria histórica, que se ha olvidado de los tiempos en que los ciudadanos éramos meros peleles de un dictador. Consecuencia: no se da a la política la importancia que realmente se merece. Votemos, ejerzamos nuestro derecho y ...nuestro DEBER.¡Pongamos nuestro granito de arena para cambiar el mundo!
A la opinión generalizada de que todos los olíticos son unos falsos: puede, pero hay dos clases de mierdas: las pequeñas y las grandes.

saludos

post scriptum: odio el naranja...

C. (@el_croni) dijo...

A la Iglesia le paga quien quiere. Si tu no quieres no marcas la casilla correspondiente en la declaración de renta y listo. Ojalá todo fuese tan sencillo.

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