viernes, 8 de junio de 2007

Helenismo - Ética I

Empiezo por lo que más sencillo me es de empezar a contar, porque las otras partes de mi filosofía requieren un grado de concentración que aún no puedo alcanzar. Cuando realmente tenga vacaciones, empezaré con eso. Así que sin más dilación comencemos.

Los autores clásicos crearon modelos éticos para guiar a la gente en sus comportamientos. Para mí, los filósofos griegos y sus éticas fueron la primera forma de religión, puesto que intentaban indicarle a la gente como comportarse. Y así fue como luego los filósofos cristianos del medievo le siguieron.
Mi idea no es inculcar nada a nadie y mucho menos crear una religión xD. Mi objetivo es escribir todas esas normas internas que tengo y que me obligo a seguir para ser la persona que quiero ser.
Valoro por encima de todo, la honestidad, la sinceridad, la humildad, la amabilidad, el optimismo y la generosidad. Son cosas que intento fomentar en mí y busco en los demás. Mucho antes que valores absurdos como la belleza. Pero lo cierto es que a lo hora de la verdad la inteligencia me puede. Cuando una persona es inteligente, dentro de lo que yo considero inteligente, se gana toda mi simpatía. Hay personas en el mundo que me fascinan. Pueden hablarte de cualquier cosa, que de todo saben. Tratas un tema (el que sea) y te cuentan mil anécdotas de él. Pequeñas cosas fascinantes como que aunque este monumento se le llame "Puerta" realmente nunca fue una puerta. Tonterías que me encantan. Pero me estoy yendo por las ramas.
En la vida hay que ser ante todo honesto, sincero, de verdad. Nadie dice que no se puedan tener secretos. Pero no se puede ir por el mundo pareciendo una cosa y siendo otra. Aunque tampoco me alcanza como puede haber personas así. Yo soy incapaz de actuar tan bien. Ya puedo querer mentir a alguien, decirle que lo que hoy se ha puesto le queda genial, que no me sale, yo le voy a decir que le queda mal, porque soy así. Se lo diré con cariño y delicadeza, pero se lo diré. Creo que es un valor que hoy (que estoy de buen humor y soy capaz de ver esas cosas) tengo. Y si de sinceridad hablamos creo que me sobra. Y digo que me sobra porque a veces debería de callarme un poquito, que soy la leche, todo el día contando mis secretos.
Amabilidad. Aprecio mucho a la gente que por encima de todo es amable y dulce con los demás. Una mala contestación puede hacer mucho a daño inconscientemente. Lo sé porque recibo de esas cada dos por tres y a veces me matan. Yo también las doy, para que nos vamos a engañar, pero es una cosa que quiero aprender a evitar. Tengo que aprender a ser lo suficientemente paciente como para responder siempre con una sonrisa. Y da igual que este de mal humor, la persona con la que hablo no tiene la culpa. Es difícil, pero lo voy a intentar.
Lo mismo pasa con la generosidad. Y no me refiero a ir comprándole cosas a la gente por la vida. Me refiero a regalar tiempo, conocimientos, pequeñas cosas sin precio. Ayudar a los demás de forma desinteresada. Dios, que fantasioso suena. Pero algo se podrá hacer ¿no?
Relacionado también está el optimismo. Este es un valor que para mí es relativo, porque creo que hay que trasmitir optimismo a los demás por encima de todo, animarles a seguir sus objetivos y a luchar por ellos, a no rendirse. Pero internamente me aplico otra regla. Valoro el optimismo como forma para seguir adelante y luchar, sí debo ser optimista. Pero a veces el optimismo me crea demasiadas ilusiones, por lo que en algunos momentos me obligo a ser un poco pesimista. Pero hoy (que repito de nuevo, estoy de buen humor) me veo capaz de mantener el optimismo suficiente como para no hacerme ilusiones y sacar todo adelante.
Por último el más peliagudo valor, pasado de puntillas en la entrada anterior. Soy incapaz de considerar la autoestima alta algo bueno. Deberían de mirármelo, porque es una cosa que me gustaría cambiar de mí, me gustaría poder valorarme sin sentirme culpable y dejar que los demás se valoren sin regañarles (sí, así de fuerte es la cosa). Vamos a ver, quererse no es malo, pero quererse demasiado sí. ¿O no? Hay no sé. Lo que sí sé, que por el momento, y hasta que arregle mi lío mental, aprecio la humildad. (Aunque amo a los ególatras ¬¬).
Y esto es todo por ahora, porque siempre hay más y más, y más...yo nunca me callo.

martes, 5 de junio de 2007

Yo y mis yoyeces

Me pongo a leer blogs y me entra el mono de escribir de mil cosas. Todos los días pienso, quiero escribir, quiero escribir, quiero escribir...pero siempre hay algo que hacer. Ahora tengo algo que hacer, y luego y mañana y seguro que pasado me surge otra cosa. ¿Que tienen de importante todas ellas? Nada, podría pasar sin hacer ninguna de ellas. Pero las hago porque me gustan, disfruto haciéndolas, aunque me quiten tiempo para escribir.


Aún así aquí estoy, escribiendo, más de forma blografíca que de forma reflexiva, que no era mi idea, pero bueno, es lo que os toca.


Voy a hacerme un poco de psicoanálisis. Lo cierto es que definirme a mi misma es algo que me cuesta mucho esfuerzo. En los momentos de cordura me encuentro defectos y virtudes, pero esos momentos son escasos. El resto vago entre considerarme nada o considerarme demasiado. Ninguna de las dos es sana, aunque con la segunda me siento más culpable. ¿Por qué? Pues no hay una explicación concreta es uno de esos perjuicios que tengo tan odiosos, que me parece mal que alguien se valore en exceso. Aunque la paradoja está en que las personas que más me gustan y a las que más unida estoy, son ególatras y egocéntricos hasta decir basta. Lo mío es un caso.

Y andaba escribiendo antes de que tengo muchas cosas que hacer, pero ninguna importante y necesaria. Forman parte de un vicio muy grande que tengo y que va más allá de lo humanamente sano. No fumo, no bebo, no consumo drogas. Pero tengo un vicio, como todos. Y también tengo a tres personas detrás que me quieren obligar a dejarlo. Como cualquier otro vicio. Lo que a esas personas no les alcanza, es lo importante que ha sido y es ese vicio para mí. Gracias a mi vicio he sobrevivido a un año en que podría haber muerto de asfixia, he aprendido a hacer mil cosas que en mi vida me creí capaz de hacer, he escrito, pensado y soñado como nunca imaginé. Y he hecho amigos. Aunque alguno no los pueda considerar así, pero he conocido a mucha gente, mucha gente que ha estado conmigo, que me ha apoyado como ya no recordaba que se puede apoyar a alguien, que me ha hecho sentir querida (aunque en realidad no me quieran, me da igual) y de toda esa gente, unos pocos, se han convertido en mis amigos. Mis amigos de verdad. Y dejo esta última frase, para la libre interpretación de cada uno.

viernes, 1 de junio de 2007

Ñuack

Ñuack es la onomatopeya del día. La repito sin cesar. Ñuack, ñuack. ¿Tiene sentido? No, pero estabais advertidos, nada tiene sentido en mí. Releo cosas que escribí en mi antiguo space y caigo en que a veces escribo cosas que sólo son comprendidas por mí en un momento determinado. ¡Ni siquiera ahora las entiendo! Pero me gusta :P Tengo mono de escribir algo sin sentido. A ver si me sale.
Azul. Azul es el cielo. Jajajaja ¿En serio? Qué va, a veces es naranja. Me da igual. Azul es el mar. (¡Cuéntaselo a los que sufrieron el Prestige) Jolines...¡Quiero azul! ¿Azul es....mmm...la barra de inicio del ordenador? (Mentira, la mía es verde) Leñe, pues algo tiene que a ver azul. Azul es, (y me da igual que me vengáis con que es naranja) el color del PP. Ah, ¿A que sí?
Una vez escribí un poema tonto con esa palabra. Hace muchos años. Es divertido decir hace muchos años, antes no podía. Me tengo que ir. Luego si acaso, sigo diciendo locuras.
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