domingo, 12 de agosto de 2007

Crónica de un nacimiento anunciado

Parece que todo cobra sentido. Con el calor encima, y una gran y filosófica compañía, se dispone a entrar, a llegar, a ser. El mundo que siempre soñó está hoy tan cerca como un click. Antes todo parecía tan difícil. Se da cuenta de que va a tener caminar y caminar (y casi de forma literal) para llegar a donde desea. No importa. Si llueve, caminará bajo la lluvia. Si nieva, caminará bajo la nieve. Si hace viento, volará. Si hace calor, caminará mientras se derrite. Caminará, porque, por fin, quiere caminar. Las cosas cobran sentido ahora. Todo encaja. Hasta caminar. Todo era tan fácil como un click. La compañía filosófica se va lejos. Él, más que nunca, teme perderla. A pesar de lo poco que parece apreciarla, la aprecia como a nadie en el mundo, y sin ella, no sería él. Resulta curioso como dos personas tan diferentes en idea se encuentran. Tan sorprendente que él guarda la esperanza de que ella cambie. Es demasiado inteligente para eso, se dice. Pero no cambia. Ella se fue en busca de sus creencias. Comienza temer no volverla a ver. Comienza a arrepentirse de no haberse despedido bien. De no haberla pedido disculpas por no dedicarla más tiempo. De haberla dejado marchar. Ella vale más que eso. Vale más que la basura en la que la quieren meter. Ella sabe pensar. Hoy, después de haber abierto el mundo juntos con aquel click, se plantea si volverá a verla, si algún día, podrá salvarla.
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